IMjoyería MAGAZINE: ATELIER

Lejos de parecer una definición exagera o imprecisa, el engaste lo podemos considerar el arte de incrustar apropiadamente una piedra preciosa en una joya de metal (generalmente precioso también: oro, plata, etc.) o de cualquier otro material. Probablemente nació con las antiguas civilizaciones como la egipcia y la mesopotámica, donde bien sabemos tenían un gusto exuberante y deseo por las joyas. Los escarabajos en cerámica o vidrio del Antiguo Egipto y los sellos en piedras duras de Mesopotamia “engastados” (o montados) en anillos, dijes y otros tipos de joyas nos dan fe de esto, ni que decir de los pectorales y collares elaborados en su totalidad o parcialmente con cornalinas, lapislázuli y otras piedras.

Foto: cuentas de ágata, perforadas. El ensartar piedras preciosas perforadas para tal fin, es una de las más primitivas formas de “engastar”; ya sean gemas en bruto o lapidadas, grandes o diminutas como las llamadas cuentas (abalorios) por los aborígenes de Europa o mullos por los de Sur América.

El engaste como lo conocemos hoy en día, se consolidó en el Medioevo, dónde fue utilizado en cualquier tipo de joya (anillos, dijes, pulseras…) hasta en obras monumentales de orfebrería como encuadernaciones, copas, bandejas, altares y retablos. Época en la que le tocó compartir este protagonismo con otra técnica orfebre: el esmalte. A pesar de su importancia en esta época, era tosco y eran con piedras lapidadas burdamente en cabujón en su mayor parte.

El “engaste al bisel” (foto izquierda: nácar engastado al bisel) y el “engaste con uñas” (Foto derecha: “Rosa de Francia” engastada con uñas) son los primeros. Que tan antiguos o cual fue el primero es un misterio.

A mediados del siglo XVIII se da un renovado interés por este arte y alcanza la refinación con la que cuenta actualmente, perfeccionándose mínimamente desde entonces, desde el punto de vista de la ejecución de la misma técnica. El evitar el pegante (que se hizo muy popular por estos tiempos) y suprimir los fondos para liberar así la piedra preciosa del todo el metal posible, es el avance significativo que se ha hecho en nuestros días, y agregaría que el último ya que por si solas por lo general no se pueden lucir sobre el cuerpo como adorno personal.